Observad el ritmo de la vida. A horas, frenética. A horas, callada, dormida. Y en un discreto segundo plano, la estrella. Como las cuentas de un collar, entrelaza los deseos y los ruegos: El último libro de Katherine Pancol. Un trabajo ¡Ya! Que no deje de quererme. Que me mire de una vez. Conseguir el papel de mi vida. Que todo se arregle. Largarme al fin del mundo. La casita de Pin y Pon. Que me salga rica la cena. A falta de la del Gordo, que sea la del Niño...
Su centelleo trata de llamar la atención de la felicidad, con sus caprichosos contoneos, que enreda mucho a unos y se muestra esquiva para otros. De vez en cuando se envían una mirada de soslayo... Entonces, le susurramos nuestros anhelos antes de que vuelva a su escondite. Un coche nuevo. Que se ponga bien. Que recupere la sonrisa. Unas buenas fiestas...
Cerrad los ojos y pedid vuestro deseo...
¡¡¡Feliz noche!!!
Su centelleo trata de llamar la atención de la felicidad, con sus caprichosos contoneos, que enreda mucho a unos y se muestra esquiva para otros. De vez en cuando se envían una mirada de soslayo... Entonces, le susurramos nuestros anhelos antes de que vuelva a su escondite. Un coche nuevo. Que se ponga bien. Que recupere la sonrisa. Unas buenas fiestas...
Cerrad los ojos y pedid vuestro deseo...
¡¡¡Feliz noche!!!
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