martes, 31 de marzo de 2020



¿Alguna vez has oído hablar del significado de la palabra meraki? Más que una palabra, se trata de un concepto, una filosofía de vida que puedes aplicar a las acciones más cotidianas.

Significa poner el alma, el corazón, la creatividad y el amor en todo lo que te apasiona. Es dejar una huella de ti en todo lo que pasa por tus manos y tu vida.

Meraki se trata de una palabra que proviene del griego antiguo. Se trata de una palabra que representa la idea de una intersección entre emociones de pasión y entrega. 

Meraki no es una forma de motivación laboral, tampoco es una idea que te mantendrá motivado todo el tiempo, es un principio que te incita a salir de la monotonía mental, que te incita a dejar ese rastro de la mejor versión de ti en todo lo que haces y en todo lo que amas.

En otras palabras, nos invita a la búsqueda de la autorrealización como filosofía de vida y motor de toda acción que podamos emprender. De esta forma, Meraki se convierte en el corazón del engranaje que mueve nuestra cadena de valores.

Añadir compromiso, inspiración, pasión, disfrute y amor a nuestra manera de vivir la vida, cada cual en sus propias circunstancias y dentro de sus posibilidades, nos ayuda a dar un nuevo sentido a todo.

Sea lo que sea lo que quieras hacer, intenta poner tu esencia y dejar algo bueno de ti en cada detalle: ¡todo cobrará mayor valor!

La energía renovada y una mayor conciencia son metas alcanzables y muy enriquecedoras. 

¡Vive también esta crisis con Meraki para generar más felicidad a tu alrededor!

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Se hace camino al andar...




¿Conoces las cintas de andar?
Sí, esos aparatos que hay en los gimnasios con una banda que se mueve y hace que camines en el mismo sitio por horas.

¿Sabías que inicialmente fueron un instrumento de “rehabilitación” en las cárceles inglesas? Por ahí de 1818, un hombre llamado William Cubitt las diseñó para hacer a los prisioneros más productivos: molían maíz mientras que extraían agua. Sin embargo, se volvió un instrumento de tortura rápidamente para los criminales menos peligrosos (imagina lo que le sucedía a los que sí lo eran… ¡de miedo!).

Estas cintas podían tener 24 personas al mismo tiempo y, si te caías, ni te cuento. Para 1842 eran tan famosas que casi todas las prisiones las tenían. Uno de los prisioneros que tuvo la mala suerte de pasar por estas caminadoras fue Oscar Wilde. Pero para 1898 las prohibieron debido a que causaban demasiadas muertes entre los prisioneros, y los británicos comenzaron a usarlas de forma más humana (se supone), como en la educación.

¿Y cómo llegaron a los gimnasios?
Pues en 1913, en Estados Unidos, un inventor llamado CL Hagen solicitó la patente para un nuevo tipo de “máquina de entrenamiento.” Y con los años fue evolucionando hasta la máquina que se usa actualmente.

¿Y esto qué tiene que ver contigo?
No sé. Quizá solo te parezca un dato curioso. Quizá sientes que estás en el mismo lugar caminando sin llegar a ningún lado.

¿Qué hacer?

Empieza con pequeños cambios en tu vida, observa si te traen resultados positivos o negativos. Afina en el proceso.

Los japoneses (sí, soy fan absoluta de su filosofía de vida) lo hicieron para las empresas que tenían, y después se empezó a usar en el desarrollo personal, y ha tenido gran éxito porque funciona (Método Kaizen).


¡No te quedes en el mismo lugar!


Que tengas buen día,
Susana

Sin miedos

No tengas miedo a cometer errores, pero sí busca aprender de ellos. No tengas miedo a ser creativo, busca los distintos ángulos y posibles soluciones a los problemas. No tengas miedo a salir de tu zona de confort, cuanto más lo haces, más cómodo se vuelve. No tengas miedo cuando se te presenten las oportunidades, es peor pensar después “y si lo hubiera hecho…” No tengas miedo de soñar, pero busca la forma de hacer tus sueños realidad. No tengas miedo de planear, pero ejecuta tus planes. No tengas miedo. Las amapolas florecen solas en medio del trigo... Ten un gran día, Susana


Paciencia...

Ok
Stephen Covey es el autor del bestseller "7 hábitos de la gente altamente efectiva". Y alguna vez dijo lo siguiente:
Sé paciente contigo mismo. El crecimiento personal es suave; es terreno sagrado. No hay mayor inversión que éste.”
Y vaya que es cierto. Tanto lo de invertir en ti mismo, como lo de ser paciente. Y esto me lleva a lo siguiente:
Deja de buscar cambios radicales. Créeme, no hay éxitos de la noche a la mañana. Es como una pequeña bola de nieve que va creciendo conforme camina, hasta volverse una avalancha.
Y lo entiendo, muchos buscamos los "trucos mágicos” que nos hagan mejores de forma instantánea. Pero… piensa en cualquier persona que admires. No llegó a ese lugar mágicamente. Fueron una serie de pasos pequeños y acciones consistentes. Día tras día. ¿Cuáles son estos pasos que estás tomando? Pregúntate si te están llevando en la dirección correcta. Y ajusta en el camino.

¡Que tengas un gran día!

Susana ¡Comienza a hacer pequeños cambios en tu vida hoy mismo!



miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mi otro yo...

Miro hacia dentro, hacia mi corazón, abro su puerta y me encuentro con mi otro yo, ese yo infantil, esa mini Su que sentadita en la cama lee incansablemente y sueña. No hay nada que le guste más que tener un libro entre sus manos y dejarse llevar por sus páginas. La observo callada y me transmite una sensación de absoluta calma. Su mirada es limpia, sus ojos negros brillantes, su gesto dulce y sereno. Dentro de ella se está forjando una historia, sueña despierta. Leer enriquece su alma y abre su espíritu hacia otra realidad, en la que puede ser todo lo que ella quiera ser, porque el libro es creador de sueños. Se me escapa una lágrima al pensar cuántos de esos sueños se han quedado en el camino, atrapados en alguna página rota, en algún libro escondido... No he sabido mantenerlos, darles forma, darles vida. La miro y añoro esa inocencia y frescura, esa paz interior, esa sonrisa limpia, sin dolor. La miro y le prometo que no la voy a defraudar, que no voy a volver a abandonarla, que no voy a volver a alejarla de sus sueños, que voy a luchar por ellos con más fuerza que nunca. Por ella...
La abrazo con mucho amor y me despido hasta mañana, hasta pasado, hasta todos los días. Y cierro por hoy la puerta...
 
Porque todos seamos capaces de recuperar al niño que llevamos dentro y reencontrarnos con él. Porque recuperemos la capacidad de soñar, la ilusión por cumplir nuestros sueños. Porque, a pesar de todo, nunca perdamos la sonrisa (este deseo en mí es todo un clásico). Porque aunque en ocasiones no lo creamos, siempre... SIEMPRE sale el sol...

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Desde mis zapatos de cristal

Hoy hace un año estaba recorriendo las calles de Bangkok, ilusionada y despeinada (como casi siempre). Amén de anécdotas varias, entre Changs, Pad Thai y azoteas imposibles, un encuentro mágico marcó el comienzo de un sueño, de esos en los que te pellizcas continuamente para comprobar que no estás dormida, y que he vivido con la intensidad que me caracteriza, nube arriba nube abajo.
Lamentable o afortunadamente (aquí entra en juego la imaginación de cada uno)... desperté. Y he ahí uno de los momentos más complicados con los que todo soñador que se precie ha de encontrarse al menos una vez en la vida (los que sólo roncan que dejen ya de leer ...), el de decidir si cierras los ojos rápidamente para intentar dormir un poquito más y fuerzas tu mente a volver a evocar una y otra vez el sueño aunque sea solamente un instante... O directamente te levantas y punto. Por regla general suelen darse las dos opciones de manera correlativa, una a la desesperada y otra a la fuerza. Es lo que tienen los aterrizajes forzosos...
Y es entonces cuando toca decidir cómo nos levantamos, momento crítico donde los haya, y que determinará la forma en que vivamos el resto del día.
Yo he optado por levantarme con energía, más decidida que nunca, mirando atrás con una gran sonrisa, con mil recuerdos guardados en el cajón junto con la calabaza, el vestido de tul y la varita mágica, dispuesta a cambiar el mundo, sola o en compañía. Hasta que caiga de nuevo la noche y vuelva a cerrar los ojos... 
Entonces comenzará a escribirse un nuevo cuento...
Érase una vez...

PD: Esta vez me calzo las botas, que con zapatitos de cristal no es nada práctico...



domingo, 2 de diciembre de 2012

Compañía

Vengo de una comida en la que me he bebido toda la producción de Ribera del Guadiana existente en mi comunidad, así que a partir de ahora escribo borracha y que sea lo que Dios quiera (hip).
Imagino que no soy la única a la que le ha pasado eso de enamorarse de alguien que no se enamora de ti. ¿No? Si a vosotros no os ha pasado, que sepáis que a mí tampoco… Era por hablar de algo…
Centrémonos entonces en esos pobres desgraciados que se han visto atrapados en un desencuentro emocional alguna vez. Lo que de verdad quiero saber es el porqué del sufrimiento al no ser correspondido. Más allá del despecho, el ego, la rabia, la humillación, la tristeza, el vacío… Vale, igual no hay que ir mucho más allá para entenderlo, pero insisto, ¿qué sucede en el fondo? Pues lo de siempre: el terror a la soledad, que en cada rechazo aumenta y se hace más palpable. Ya he escrito alguna vez sobre el miedo a la soledad y es un poco repetirme, pero no soy yo la que habla, es el alcohol y también tiene derecho a expresarse. ¿Y sabéis por qué creo que ese terror es la base de todo esto? Porque nos aliviaría mucho saber que, a pesar de que la relación no prospere, ese individuo insensato que ha osado rechazarnos ¡a nosotros! en realidad sí nos ama, pero comienza aquí el Greatest Hits de excusas para no asimilar un rechazo: “Es muy tímido y no es capaz de expresar lo que siente” “tiene un bloqueo emocional y no es capaz de mostrar sus sentimientos” “tiene miedo al compromiso” “está en un momento muy distinto al tuyo” “es que es muy infantil” “acaba de salir de una relación tormentosa” “tiene demasiado trabajo” “es que le das miedo…” (Me niego a creer que le dé miedo a ningún hombre, a no ser que le persiga con un picahielos por la casa… que todo se andará).
O sea, que nos aliviaría mucho saber que, aunque la compañía no sea física, hay alguien ahí para nosotros. Por eso creo que necesitamos más que nos amen que amar, por eso creo que necesitamos más que quieran estar con nosotros que estar con los demás. Por eso mantenemos relaciones muertas, intentando revivir ese aliento agónico con tal de contar con el otro. Por eso existen amistades basadas en la inercia o enfangadas en el tedio, o supuestos amigos que no te cuidan y a los que no cuidas pero que siguen llamándote para las cenas navideñas. Igual es el momento de asumir que uno está más solo de lo que creía. Y asumirlo con libertad y transparencia, con la recompensa de saber que respiras honestidad en tu entorno y te alejas de la congestión de la supervivencia más básica. O incluso igual es el momento de entender que uno está más acompañado de lo que cree cuando se ha quedado supuestamente solo. Lo siento, no soy capaz de expresarlo con más lucidez, pero intuyo que tiene sentido (de no tenerlo, disculpad mi torpeza etílica). Desde la inconsciencia a la que me empuja el alcohol, animo enérgicamente a que esta vez le echemos un poco de valor y salgamos de la ficción social y el espejismo afectivo. Salgamos del escondrijo vital y pongámonos a prueba. Quizá en ese solitario silencio consigamos escuchar, por fin, el rumor de nuestra propia compañía.
Brindo con una última copa (hip) ¡Va por vosotros!