miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mi otro yo...

Miro hacia dentro, hacia mi corazón, abro su puerta y me encuentro con mi otro yo, ese yo infantil, esa mini Su que sentadita en la cama lee incansablemente y sueña. No hay nada que le guste más que tener un libro entre sus manos y dejarse llevar por sus páginas. La observo callada y me transmite una sensación de absoluta calma. Su mirada es limpia, sus ojos negros brillantes, su gesto dulce y sereno. Dentro de ella se está forjando una historia, sueña despierta. Leer enriquece su alma y abre su espíritu hacia otra realidad, en la que puede ser todo lo que ella quiera ser, porque el libro es creador de sueños. Se me escapa una lágrima al pensar cuántos de esos sueños se han quedado en el camino, atrapados en alguna página rota, en algún libro escondido... No he sabido mantenerlos, darles forma, darles vida. La miro y añoro esa inocencia y frescura, esa paz interior, esa sonrisa limpia, sin dolor. La miro y le prometo que no la voy a defraudar, que no voy a volver a abandonarla, que no voy a volver a alejarla de sus sueños, que voy a luchar por ellos con más fuerza que nunca. Por ella...
La abrazo con mucho amor y me despido hasta mañana, hasta pasado, hasta todos los días. Y cierro por hoy la puerta...
 
Porque todos seamos capaces de recuperar al niño que llevamos dentro y reencontrarnos con él. Porque recuperemos la capacidad de soñar, la ilusión por cumplir nuestros sueños. Porque, a pesar de todo, nunca perdamos la sonrisa (este deseo en mí es todo un clásico). Porque aunque en ocasiones no lo creamos, siempre... SIEMPRE sale el sol...

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