miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mi otro yo...

Miro hacia dentro, hacia mi corazón, abro su puerta y me encuentro con mi otro yo, ese yo infantil, esa mini Su que sentadita en la cama lee incansablemente y sueña. No hay nada que le guste más que tener un libro entre sus manos y dejarse llevar por sus páginas. La observo callada y me transmite una sensación de absoluta calma. Su mirada es limpia, sus ojos negros brillantes, su gesto dulce y sereno. Dentro de ella se está forjando una historia, sueña despierta. Leer enriquece su alma y abre su espíritu hacia otra realidad, en la que puede ser todo lo que ella quiera ser, porque el libro es creador de sueños. Se me escapa una lágrima al pensar cuántos de esos sueños se han quedado en el camino, atrapados en alguna página rota, en algún libro escondido... No he sabido mantenerlos, darles forma, darles vida. La miro y añoro esa inocencia y frescura, esa paz interior, esa sonrisa limpia, sin dolor. La miro y le prometo que no la voy a defraudar, que no voy a volver a abandonarla, que no voy a volver a alejarla de sus sueños, que voy a luchar por ellos con más fuerza que nunca. Por ella...
La abrazo con mucho amor y me despido hasta mañana, hasta pasado, hasta todos los días. Y cierro por hoy la puerta...
 
Porque todos seamos capaces de recuperar al niño que llevamos dentro y reencontrarnos con él. Porque recuperemos la capacidad de soñar, la ilusión por cumplir nuestros sueños. Porque, a pesar de todo, nunca perdamos la sonrisa (este deseo en mí es todo un clásico). Porque aunque en ocasiones no lo creamos, siempre... SIEMPRE sale el sol...

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Desde mis zapatos de cristal

Hoy hace un año estaba recorriendo las calles de Bangkok, ilusionada y despeinada (como casi siempre). Amén de anécdotas varias, entre Changs, Pad Thai y azoteas imposibles, un encuentro mágico marcó el comienzo de un sueño, de esos en los que te pellizcas continuamente para comprobar que no estás dormida, y que he vivido con la intensidad que me caracteriza, nube arriba nube abajo.
Lamentable o afortunadamente (aquí entra en juego la imaginación de cada uno)... desperté. Y he ahí uno de los momentos más complicados con los que todo soñador que se precie ha de encontrarse al menos una vez en la vida (los que sólo roncan que dejen ya de leer ...), el de decidir si cierras los ojos rápidamente para intentar dormir un poquito más y fuerzas tu mente a volver a evocar una y otra vez el sueño aunque sea solamente un instante... O directamente te levantas y punto. Por regla general suelen darse las dos opciones de manera correlativa, una a la desesperada y otra a la fuerza. Es lo que tienen los aterrizajes forzosos...
Y es entonces cuando toca decidir cómo nos levantamos, momento crítico donde los haya, y que determinará la forma en que vivamos el resto del día.
Yo he optado por levantarme con energía, más decidida que nunca, mirando atrás con una gran sonrisa, con mil recuerdos guardados en el cajón junto con la calabaza, el vestido de tul y la varita mágica, dispuesta a cambiar el mundo, sola o en compañía. Hasta que caiga de nuevo la noche y vuelva a cerrar los ojos... 
Entonces comenzará a escribirse un nuevo cuento...
Érase una vez...

PD: Esta vez me calzo las botas, que con zapatitos de cristal no es nada práctico...